Pequeños altares se presentan en tu vida cotidiana, en casa, en tus lugares comunes, rincones de oración o sencillos hitos en el camino. Religiosos, llenos de iconos, o sencillos guiños sarcásticos. Paseando por la calle me encontre uno de ellos, lo fotografié, siempre que puedo vuelvo y veo su evolución. Cambiante como la vida misma, a veces irónico, a veces enrevesado, a veces insurgente, o simplemente sencillo o divertido. Aqui tenéis un santuario, un altar de la vida.
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